Por Eusebio Leal Spengler
Historiador de la Ciudad
Nota aparecida en el catálogo de la exposición Instintos del Monte
Gracias a la obra de este joven artista cubano, podemos trasladarnos a esa latitud del mundo, desde donde llego hasta nosotros una legión de etnias, dialectos, costumbres y cultos; en fin, una vasta humanidad africana volcada sobre el Caribe, transformado en una nueva Caldea, en un nuevo Mediterráneo, donde se mezclaron culturas y civilizaciones, y en la obligada pila bautismal, los nombres de Pedro, Juan Antonio o Bartolomé se fusionaron con los apellidos Fula Mandinga, Congo, Carabalí…
Con su arte noble, de resonancias místicas, Rafael M. Calvo se apropia de las mascaras y otros símbolos ancestrales para enviar un mensaje de solidaridad humana e igualdad racial.
Y es que en su terruño natal, la Isla de la juventud, tal vez como en ninguna otra parte del mundo, se cumpla el apotegma martiano:
¨ Hombre es mas que blanco, más que mulato, más que negro…¨
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